El Arroyo, mejor como local
Después de once jornadas de campeonato, el Arroyo visita La Condomina para medir la solidez de un Universidad Católica de Murcia Club de Fútbol que comanda la clasificación con 25 puntos, a cinco del Cádiz Club de Fútbol (20), y que llega a la cita con plena confianza después de sumar un valioso punto ante el Granada B (1-1) en el Nuevo Los Cármenes. El conjunto de José Francisco Grao García es decimocuarto y aspira a sumar su cuarto encuentro sin perder después de dos empates, ante la Balompédica Linense (1-1) y frente a los granadinos (1-1), y un triunfo, contra el Lucena (2-1).
En su tercera temporada en Segunda B, los extremeños acumulan trece puntos tras conseguir tres victorias, cuatro firmas de tablas y cuatro derrotas. En su visita al líder del grupo IV buscarán un triunfo que les permita observar de lejos los puestos de descenso. Con tal necesidad, el encuentro del domingo (17:00 horas) se antoja crucial para ambos equipos ya que los locales pretender seguir siendo el líder más sólido del fútbol español en sus tres primeras categorías y los visitantes coger aire. Además, los cacereños se han erigido como el conjunto menos goleador del campeonato con nueve tantos y tienen como objetivo conseguir el que sería su primer triunfo de la temporada en campo ajeno.
De hecho, el club de Arroyo de la Luz no sabe lo que es ganar lejos de su feudo en este arranque de campaña ya que solo ha amarrado un total de dos puntos de quince posibles tras empatar con La Roda (2-2) y con el Granada B (1-1) y después de caer derrotado frente al Real Betis B (1-0), ante el Real Jaén (5-0) y contra el Marbella (2-1). Además, otra de sus cuentas pendientes continúa siendo no encajar tantos ya que en once citas ha recibido catorce, o lo que es lo mismo, once más que el UCAM CF.
Asimismo, los nueve goles que ha marcado el Arroyo -como local y como visitante- se reparten de la siguiente manera: 4 han sido obra del máximo artillero del club extremeño, Chaco, 2 de Rojas, 1 de Carrasco, 1 de Coco y 1 de Bayón.
Por David Ortega